lunes, 9 de marzo de 2009

¿Pienso, después existo?

Pienso, luego existo razonó Descartes. Y esa expresión se ha popularizado hasta el punto de que ya casi nadie la desconoce. Pero esto no implica que se haya popularizado ese pensamiento. Por el contrario, sólo la frase ha trascendido y su significado ha quedado para muchos en la oscuridad. Y para justificarla se buscan algunos significados un tanto forzados, como que sólo el pensamiento brinda existencia.

Esta confusión se debe específicamente a la palabra luego: y es que se la toma como adverbio de tiempo y no como conjunción ilativa, se la toma como sinónimo de después y no como equivalente de por lo tanto o por consiguiente. Si reemplazamos luego por por lo tanto será mucho más fácil comprender el sentido de las palabras de Descartes. Pienso, por lo tanto existo nos dirá, entonces, que si bien puedo dudar de casi todo (duda metódica), no puedo dudar de que pienso porque dudar es una forma de la acción de pensar. Una vez que tengo la certeza de que pienso puedo inferir que existo pues no puedo pensar si no existo.

Visto así puede parecer un razonamiento simple y evidente, pero su valor está en que en el momento histórico en que fue enunciado, buena parte del conocimiento se fundaba en la autoridad que detentaban ciertos pensadores célebres, cuyas afirmaciones no podían ser sometidas a cuestionamiento. Lo que hizo Descartes con su pensamiento fue instaurar la edad de la razón. Ya no fue posible fundar un juicio en la autoridad de su autor sino que se debía fundar en los precisos engranajes de la razón.

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