sábado, 11 de abril de 2009

Los peligros de Wikipedia

En este artículo de Rebelión Micah White nos advierte sobre los peligros de fiarnos excesivamente de unas pocas fuentes de información. Cuanto menor es el número de fuentes que utilizamos mayor es el riesgo de homogeneización del pensamiento. Dicho de otro modo, si todos nos informamos con las mismas fuentes todos terminaremos, no sólo sabiendo lo mismo, sino incluso pensando lo mismo.
Y eso no es todo, si la fuente elegida es Wikipedia no sólo seremos homogeneizados sino que estaremos irremediablemente mal informados. Baste mencionar a título de ejemplo las 16.000 contribuciones del doctor Essjay, hombre culto que contaba con dos doctorados; o por lo menos eso se pensaba hasta que se descubrió que en realidad no era más que un comedido muchacho de 24 años que mentía sobre su educación formal, ¡ni doctorado ni ocho cuartos! Y como éste, han de haber miles de casos de voluntariosos irresponsables que mandan cualquier cosa con tal de ver sus elucubraciones personales en una página de la famosísima Wikipedia.
Además se debe tener en cuenta que al utilizar todos siempre la misma herramienta de búsqueda, el todopoderoso Google, el orden de los resultados de búsqueda condiciona las posibilidades de variación en las páginas leídas, ya que nunca vamos mucho más allá de la página 3 de resultados.
“Quien controla los resultados de la búsqueda controla también al autor de la búsqueda” dictamina con preocupación el autor. Y por último concluye que la salida se encuentra en las bibliotecas y en desenchufar la computadora.

Bastante lúgubre la visión de White. Creo que demasiado para mi gusto. Y es que si bien uno no puede menos que convenir en que Wikipedia es una fuente poco fiable, y que
también se puede dudar del carácter aséptico, no influído por intereses comerciales, del orden en que Google nos devuelve los resultados de nuestra búsqueda, tampoco podemos pasar por alto un hecho fundamental: los caudales de información que circulan por la red son enormes, inimaginablemente grandes. Para que nos demos una idea veamos algunos números, un poco viejitos, extraídos de este artículo de Laura Siri en la Revista Alambre

"Según un informe de la consultora internacional IDC y el fabricante de sistemas de almacenamiento EMC, en el 2007, la cantidad de información creada estuvo a punto de sobrepasar, por primera vez, la capacidad física de almacenamiento disponible. El estudio recuerda que, en 2006, la cantidad de información digitalizada fue 3 millones de veces mayor que la de todos los libros escritos. En 2006, la cantidad de información digital creada, capturada y replicada fue de 1,288 x 1018 bits, esto es 161 exabytes o 161 billones de gigabytes. Esto es más de lo generado en los 5000 años anteriores."

Y en este caso la cantidad sí importa y muchísimo. Sería simplemente tonto sostener que en esa formidable abundancia de información hay poca que valga la pena. Lo recomendable en verdad es desarrollar las destrezas que nos permitan buscar información de forma eficiente pero sin hacernos dependientes de ninguna herramienta específica, sea Google o cualquier otra, porque no hay recetas perfectas para la búsqueda en ese torbellino vertiginoso que es la red.
Por otro lado no sólo la información digital es dudosa. También existen libros francamente desechables. El hecho de que hayan sido impresos en papel no garantiza su calidad ni mucho menos. De hecho hay mucha superchería y otras sandeces pululando en formato libro.
Pero no por eso vamos a dejar de ir a la biblioteca. Es que no se trata de elegir un formato en detrimento del otro: o la red o la biblioteca. Se trata de complementarlos, no es una competencia: los libros contra la Web. Ambos sirven a los mismos fines: ofrecerle a las personas acceso al conocimiento, a la cultura, al pensamiento crítico, son herramientas fundamentales para el logro de la libertad del individuo.


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